Los cambios alientan la esperanza de nuestro pueblo
20. Cuba ha cambiado en los últimos años. El presente no se parece a los años pasados. Tampoco los cubanos de hoy somos iguales a los cubanos de veinte o cuarenta años atrás. Es normal que así sea. Tomando como parámetros algunos hechos históricos vemos que la carta pastoral de los obispos de Cuba "El amor todo lo espera", publicada en 1993, contenía varias solicitudes, de las cuales algunas de ellas ya se han alcanzado y otras están aún pendientes. Una nueva generación de cubanos, nacida en estas últimas décadas, tiene su propia interpretación de nuestra realidad, con sus aspiraciones e intereses propios, diferentes de los que tuvieron sus antecesores. Esta generación vive con el firme deseo de que no sólo el presente sea mejor que el pasado, sino que el futuro sea mejor que el presente.
21. Se ha abierto así una etapa de nuestra historia que comienza a mostrar nuevas posibilidades cuando se ponen en práctica en el país un conjunto de medidas que inciden en el entorno económico, social y, hasta cierto punto, político. En las reformas incipientes que se inician vemos ya un reflejo claro, aunque aún incompleto, de demandas largamente anheladas por la población cubana. Somos testigos de algunos cambios, por ejemplo: el retorno de las escuelas secundarias e institutos preuniversitarios a las ciudades, que acerca a los adolescentes y jóvenes a sus familias, la puesta en libertad de presos por sus ideas políticas y otras causas, el usufructo de tierras para el cultivo, la eliminación de ciertas medidas restrictivas que atentaban contra la dignidad de los ciudadanos por ser limitaciones impuestas a la libertad misma de los cubanos, como son las prohibiciones de hospedarse en los hoteles, de crear una pequeña empresa privada o familiar, vender y comprar propiedades o viajar al exterior, etc.
22. Los obispos de Cuba queremos ver en todo esto, tal como expresamos en la Carta Pastoral antes citada y cuyo vigésimo aniversario estamos conmemorando, el inicio de un proceso de reformas siempre más amplias en bien de la población y de las nuevas generaciones de cubanos. Confiados en el Señor esperamos que estas reformas, al igual que otras acciones que consideramos necesarias, lleguen ciertamente a alcanzarse, pues experimentamos apremioen la ciudadanía con respecto a esas aspiraciones, ya que en ello tienen puestas sus esperanzas muchos de nuestros conciudadanos. La mejor herencia que podemos dejar a las generaciones futuras es, precisamente, trabajar por lograr un presente mejor.
23. La urgencia de estos cambios encuentra su fundamento en una experiencia vivida desde las limitaciones, la escasez, la falta de progreso personal o familiar de no pocos cubanos, quienes sienten que la vida se acaba con el paso de los años sin poder concretar las aspiraciones propias de todo ser humano y familia. Entre los más jóvenes hay muchos que no vislumbran aún las condiciones para realizar su proyecto de vida, sobre los cuales incide, con gran atracción, la posibilidad de encontrarlo en otros países.
24. Es comprensible que existan resistencias internas a cualquier cambio, y no es difícil constatarlo porque los cambios siempre crean incertidumbre respecto al futuro. Esta resistencia se debe también a una mentalidad, o modo de pensar, sustentada en los factores ideológicos que estuvieron en su origen y desarrollo, que se han prolongado en el tiempo sin tener en cuenta que nuestra realidad ha evolucionado y, por ello, actualmente no pocos advierten los aspectos que resultan obsoletos y no viables de esa visión estática de la realidad.
Para que se afiance la esperanza debemos superar nuestra pobreza
25 En nuestro continuo andar por las comunidades parroquiales y casas de misión se hace presente dolorosamente a nuestros ojos, como cubanos y como pastores, la pobreza tan extendida todavía en nuestro país. Es la pobreza material, producto de salarios que no alcanzan para sostener dignamente a la familia, así como otras formas de pobreza que afectan a las personas más vulnerables y desamparadas, aun cuando existe una preocupación social por atender a quienes afrontan esta situación.
26 En Cuba, además, a este tipo de pobreza, debemos añadir la de algunos grupos sociales que normalmente no deberían sufrirla, entre otros, la pobreza material del ingeniero y del trabajador de la cooperativa agrícola, del médico o la maestra, del deportista que da gloria a su patria, o la del pescador cuyo trabajo ingresa divisas al país.
27 Estos mismos hombres y mujeres que experimentan limitaciones económicas son, con toda razón, por su nivel de instrucción y deseos de mejorar su propia vida y la del país, los que más pueden ayudar a eliminar la pobreza. A pesar de sus dificultades económicas Cuba tiene una tradición histórica de recuperación y unos cimientos científico-técnicos sobre los cuales pueden edificarse las reformas que el país necesita.
28 Esto último, que se conoce como capital humano, es altamente apreciado en el mundo moderno y ha estado, desde tiempo atrás, en espera de una oportunidad para desarrollar y poner al servicio propio y de la sociedad la incalculable potencialidad de los conocimientos adquiridos en nuestras escuelas y universidades. Con la falta de oportunidades y la emigración se ha perdido mucho y se sigue perdiendo esa riqueza que está llamada a multiplicarse en Cuba. Todo plan de reforma debe contar con esta riqueza humana que también ha costado y cuesta recursos a la nación.
La realización personal es necesaria para la esperanza.
29 Cualquier proyecto social debe abrir espacios para los proyectos de vida personal y familiar de los ciudadanos y deben armonizarse mutuamente. Al no haber correspondencia entre el proyecto social y el personal se genera la frustración, y éste es uno de los factores que potencian el deseo de emigrar, sobre todo, entre los jóvenes.
30. En el “Amor todo lo espera” indicábamos que “más que medidas coyunturales de emergencia, se hace imprescindible un proyecto económico de contornos definidos, capaz de inspirar y movilizar las energías de todo el pueblo”11. Las aspiraciones de superación personal deben ser alentadas para lograr así una sociedad civil vigorosa que será siempre un bien necesario para todo país que aspire a una sana prosperidad social y económica, sostenida por sólidos pilares morales y espirituales. Sólo un contexto humano personalizado puede presentar los valores y desarrollar las virtudes que tanto reclama y necesita nuestra sociedad.
Las esperanzas de un futuro mejor incluyen también un nuevo orden político
31. Como ha venido ocurriendo en el aspecto económico, creemos imprescindible en nuestra realidad cubana una actualización o puesta al día de la legislación nacional en el orden político. Desde hace algún tiempo han surgido incipientes espacios de debate y discusión en diferentes instancias y ambientes, en ocasiones creados por los mismos ciudadanos: intelectuales, jóvenes y otros que, desde la base, han expresado de distintos modos su visión de los cambios necesarios en Cuba con opiniones y propuestas serias y diversas.
32. Esto indica que Cuba está llamada a ser una sociedad plural, siendo la suma de muchas realidades cubanas o, en otras palabras, Cuba es la nación de todos los cubanos, con sus diferencias y aspiraciones, aunque no siempre haya sucedido así. Debe haber derecho a la diversidad con respecto al pensamiento, a la creatividad, a la búsqueda de la verdad. De la diversidad surge la necesidad del diálogo.
El diálogo entre cubanos abre un camino de esperanza
33. Así como los obispos lo hemos expresado en repetidas ocasiones a lo largo de las últimas décadas, el diálogo entre los diversos grupos que componen nuestra sociedad es el único camino para lograr y sostener las transformaciones sociales que tienen lugar en Cuba, pues el diálogo siempre es enriquecedor porque brinda posibilidades de aportar nuevas ideas y soluciones a los problemas o conflictos que se afrontan.
34. Como lo ha indicado el Papa Francisco en su reciente visita a Brasil: “Cuando los líderes de diferentes sectores me piden un consejo, mi respuesta es siempre la misma: diálogo, diálogo, diálogo. El único modo de que una persona, una familia, una sociedad, crezca; la única manera de que la vida de los pueblos avance es la cultura del encuentro, una cultura en la que todo el mundo tiene algo bueno que aportar, y todos pueden recibir algo bueno a cambio”12. En el pasado reciente, la acción mediadora de la Iglesia, que condujo a la excarcelación de decenas de presos, es signo de que es posible este camino en nuestra patria, lo cual debería extenderse también a otros sectores y grupos de la nación.
Cuba en el concierto de naciones: motivos de esperanza
35. En los últimos años también ha habido grandes transformaciones en otras naciones, de modo particular en nuestra región latinoamericana. En un mundo cada vez más globalizado e interdependiente, las necesarias reformas internas, tanto políticas como económicas, pueden ayudar a insertarnos de manera más dinámica y segura en el contexto internacional. Cabe citar aquí las acertadas palabras del beato Juan Pablo II, dichas minutos antes de concluir su viaje a nuestra patria: "En nuestros días ninguna nación puede vivir sola. Por eso, el pueblo cubano no puede verse privado de los vínculos con los otros pueblos, que son necesarios para el desarrollo económico, social y cultural”13.
36. Es de resaltar el cambio operado en la política exterior de nuestro país orientada actualmente hacia América Latina, que nos es más cercana y semejante. Sin embargo, estas relaciones no se limitan ni pueden limitarse a la región latinoamericana. En este contexto de política internacional se hace necesario considerar las relaciones de Cuba con los Estados Unidos, que durante largas décadas, de diverso modo y de manera constante y profunda, han afectado la vida de nuestro pueblo. A esto se refirió el beato Juan Pablo II al decir que “el aislamiento provocado repercute de manera indiscriminada en la población, acrecentando las dificultades de los más débiles en aspectos básicos como la alimentación, la sanidad o la educación”14. Y concluyó pidiendo se suprimieran “las medidas impuestas desde fuera del país injustas y éticamente inaceptables”.
37. En Estados Unidos reside un gran número de cubanos y sus descendientes, que siguen considerándose cubanos y aman a Cuba. La cercanía geográfica y los vínculos familiares entre los dos pueblos son realidades insoslayables que deberían tenerse en cuenta en orden a favorecer una política inclusiva, mediante el respeto a las diferencias, que permita aliviar las tensiones y los sufrimientos que padecen numerosas personas y familias, así como un intercambio comercial justo y orientado al beneficio de todos. En este sentidoexhortamos, además, a que se fomenten nuevas iniciativas de diálogo que permitan que el deseo expresado por el beato Juan Pablo II de que el mundo se abriera a Cuba y Cuba se abriera al mundo se haga realidad.
La familia y los jóvenes, esperanza de la Patria y de la Iglesia
38. La familia como institución natural está llamada a ser “escuela de humanidad” y trasmisora de los valores que enaltecen a la persona y la capacitan para una sana y constructiva vida social. Al publicar “El Amor todo lo espera” reconocíamos que en nuestro país “una de las pérdidas más sensibles es la de los valores familiares. Al romperse la familia se rompe lo más sagrado”15. Hoy, veinte años después, dicha constatación no solo no ha mejorado sino que, con dolor hay que reconocer que la vida familiar en Cuba se encuentra muy deteriorada con graves consecuencias que repercuten en la vida de las personas y de la sociedad.
39. Es significativo el llamado que han hecho las autoridades del país acerca del creciente deterioro en las manifestaciones de conducta y en la moralidad pública. Ante esto consideramos que no son suficientes las medidas de exigencia y de disciplina, sino que se hace apremiante un proceso educativo que favorezca, en todos los cubanos, el deseo de ser buenos y la práctica de la virtud. A tal fin deben contribuir, conjuntamente, la familia, la escuela, los medios de comunicación y las instituciones religiosas teniendo a los niños y a los jóvenes como los primeros destinatarios de una formación integral. La Iglesia católica, fiel a su misión, y con su experiencia educativa, se siente comprometida a continuar con mayor empeño en la siembra de valores personales, familiares y sociales, y a cultivar la virtud.
40. Nos queremos dirigir, ahora, a los jóvenes con las palabras siempre actuales del Padre Félix Varela que en sí mismas inspiran un digno proyecto de compromiso social: “No hay patria sin virtud ni virtud con impiedad”. Ideal que explicitó el Papa Juan Pablo II al dirigirse a los jóvenes en la Misa celebrada en Camagüey durante su inolvidable visita: "Queridos jóvenes, sean creyentes o no, acojan el llamado a ser virtuosos… sean fuertes por dentro, grandes de alma, ricos en los mejores sentimientos, valientes en la verdad, audaces en la libertad, constantes en la responsabilidad, generosos en el amor, invencibles en la esperanza…. No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo"16.
41. En continuidad con estas enseñanzas, animamos a los jóvenes a que cuiden su mente, su cuerpo y su corazón, aprendan a buscar siempre la verdad en su vida, para que no vivan en la ilusión o en el vacío existencial, sino edificados sobre el cimiento firme de la verdad. Sólo así se harán dueños y responsables de su vida. "Ustedes son la dulce esperanza de la Patria"17, llamados a construir no sólo la Cuba del futuro, sino la Cuba actual.
42. Queridos jóvenes creyentes en Cristo: los exhortamos vivamente a impregnar la sociedad, a partir de las enseñanzas de Jesús –fundamento de la identidad propia de sus discípulos– las actitudes y virtudes que todo joven de recto pensar y sentir debe asumir, que no es otra cosa que vivir con radicalidad el amor, el servicio abnegado al prójimo, con alegría y confianza en Dios. La Iglesia espera de ustedes esa entusiasta respuesta juvenil que es necesaria hoy para cumplir el mandato que Cristo nos renueva sin cesar de evangelizar a nuestro pueblo, y que el Papa Francisco ha pedido con apremio en la recién concluida Jornada Mundial de la Juventud: “Por favor, dejen que Dios y su Palabra entren en su vida. Dejen entrar la simiente de la Palabra de Dios, dejen que germine, dejen que crezca”18. “No tengan miedo. Cuando vamos a anunciar a Cristo, es Él mismo el que va por delante y nos guía” 19.
La Virgen María: Madre de la Esperanza
43. Al despedirnos, queridos hermanos y hermanas, pedimos a la Virgen de la Caridad, Nuestra Madre de El Cobre, colme los anhelos de esperanza de todos los cubanos. Y a los obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas y fieles laicos, nos conceda el amor y el celo apostólico indispensables para anunciar a Cristo a nuestros hermanos, porque sólo es posible evangelizar sembrando en nuestra tierra la esperanza cristiana que se apoya en la certeza de que Dios cumple siempre su promesa: "Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20). Esta promesa de Jesús se cumple hoy y se cumplirá mañana. El viento que impulsa la nave de la Iglesia es el soplo del Espíritu Santo, quien también la protege, fortalece y santifica. Conducidos así por la gracia de Dios, miramos al futuro con esperanza y “la esperanza no defrauda” (Rom. 5,5).
Con sentimientos de fe, amor y esperanza impartimos a todos nuestra bendición,
La Habana, 8 de septiembre de 2013
+ Dionisio, Arzobispo de Santiago de Cuba, Presidente de la COCC |
+ Cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, Vice-Presidente de la COCC |
+ Juan, Arzobispo de Camagüey |
+ Emilio, Obispo de Holguín |
+ Mario, Obispo de Ciego de Ávila |
+ Arturo, Obispo de Santa Clara |
+ Jorge, Obispo de Pinar del Río |
+ Manuel Hilario, Obispo de Matanzas |
+ Wilfredo, Obispo de Guantánamo-Baracoa |
+ Álvaro, Obispo de Bayamo-Manzanillo |
+ Domingo, Obispo de Cienfuegos |
+ Alfredo, Obispo Auxiliar de La Habana |
+ Juan de Dios, Obispo Auxiliar de La Habana, Secretario General de la COCC |
Notas:
1 |
Carta Pastoral “El amor todo lo espera” (8 de septiembre de 1993), n. 2 |
2 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en la ceremonia de bienvenida, n. 2 |
3 |
cf. Benedicto XVI, Palabras en la Basílica-Santuario Nacional de la Virgen de la Caridad, El Cobre, 27 de marzo 2012. |
4 |
cf. Ibidem |
5 |
Benedicto XVI, Palabras pronunciadas el discurso de despedida en el aeropuerto de La Habana, 28 de marzo 2012. |
6 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en la ceremonia de bienvenida, n. 4 |
7 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en la ceremonia de bienvenida, n. 4 |
8 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en la ceremonia de despedida (La Habana, 25 de enero 1998), n. 5 |
9 |
Benedicto XVI, Discurso de bienvenida en el aeropuerto Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el 26 de marzo de 2012. |
10 |
Benedicto XVI, Homilía pronunciada en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba, el 26 de marzo de 2012. |
11 |
Carta Pastoral “El amor todo lo espera” (8 de septiembre de 1993), n. 35 |
12
13 |
Papa Francisco, Discurso a la clase dirigente de Brasil, 27 de julio de 2013
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en ceremonia de despedida (La Habana, 25 de enero de 1998), n. 5 |
14 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Discurso en la ceremonia de despedida (La Habana, 25 de enero 1998), n. 5 |
15 |
Carta Pastoral “El amor todo lo espera” (8 de septiembre de 1993), n. 40 |
16 |
Juan Pablo II, Visita pastoral a Cuba, Misa en Camagüey (23 de enero de 1998), n. 6 |
17 |
“Cartas a Elpidio”, Pbro. Félix Varela Morales |
18 |
Papa Francisco, Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud, Brasil, 28 de julio de 2013 |
19 |
Ib. |