MIRIAM LEIVA: AUDIENCIA EN EL SENADO DE ESTADOS UNIDOS
02-11-15 EL NUEVO HERALD
La oposición pacífica cubana no está dividida. Desde hace mucho tiempo existe diversidad de criterios sobre la participación ciudadana para alcanzar la democracia, y con respecto a las relaciones Cuba-Estados Unidos. Durante siglos en muchísimos países se lograron avances políticos, económicos y sociales precisamente debido a la pluralidad de conceptos y el debate. Cuando se aspira a alcanzar la democracia en Cuba, hay que ejercer los derechos que se reclaman en cada oportunidad que se presente, en primera instancia el derecho a la libertad de expresión. También tienen que cumplirse los deberes ciudadanos, entre ellos el respeto a la diferencia de criterios, el diálogo, la negociación.
Los cubanos estamos oprimidos por un régimen totalitario, que durante 56 años se ha sostenido por la práctica de coartar las opiniones y acusar a quien posea criterios distintos como enemigos. El poder absoluto ha entronizado en las mentes de la población el silencio, la simulación, el oportunismo y la corrupción. La disidencia –la oposición– está compuesta por pacíficas personas que deben estar dispuestas a no ser rehenes ni marionetas, decididas a contribuir al progreso y el bienestar de los cubanos y la Patria.
La Canciller alemana durante una conferencia de prensa con el presidente Barack Obama en Washington, el 9 de febrero, contestaba pregunta de periodistas sobre los pasos para la solución de problemas internacionales muy candentes. Angela Merkel defendió la importancia de dar una oportunidad a la diplomacia y las negociaciones; de intentarlo una y otra vez, por el bien del pueblo, aunque nunca se tiene previamente la garantía de que la política adoptada funcionará como se aspira. Puso de ejemplo al presidente Ronald Reagan cuando llamóa Mijail Gorbachov a quitar el muro, el 12 de junio de 1987, en el 750 aniversario de la fundación de Berlín, desde la Puerta de Brandenburgo, símbolo de la división de la ciudad. Entonces nadie imaginaba que dos años después, caería el fatídico Muro de Berlín. La República Democrática Alemana se unió a la República Federal poco tiempo después, y la Guerra Fría desapareció. Los países del llamado socialismo real, impuesto por los soviéticos, iniciaron el camino democrático y la Unión
Soviética se desintegró.
Todo eso fue posible por la sabiduría de los mandatarios, percatados de que las condiciones políticas, económicas y sociales internas estaban maduras para que la comunidad internacional contribuyera a eliminar los obstáculos para el cambio radical. Entonces no había seguridad sobre el resultado, pero tenían que intentarlo para beneficio de esos pueblos y la promoción de la paz internacional.
En Cuba vivimos un tiempo de definición. Los próximos 4 años no pueden ser desperdiciados, pues las despedidas biológicas y el posicionamiento de los aspirantes a herederos demandan propiciar una transición pacífica con la participación de todos los cubanos. La eliminación del pretexto de la agresión de Estados Unidos para justificar la represión y el voluntarismo causante de la crisis general, crea oportunidades para que el pueblo continúe empoderándose, como sucede desde 2009, cuando la Administración Obama autorizó el envío de remesas, y sobre todo la diplomacia pueblo a pueblo, ampliados desde el 17 de diciembre de 2014. El gobierno de la isla-nación enfrenta el reto de las oportunidades abiertas para beneficio de los cubanos, pues eventuales prohibiciones derrumbarían aún más su credibilidad entre la mayoría del pueblo.
La participación en la Audiencia del Senado de Estados Unidos, convocada por el senador Marco Rubio el 3 de febrero, constituyó una excelente oportunidad para que 4 opositores cubanos expusieran sus puntos de vista sobre la situación en Cuba y su postura respecto a la nueva política norteamericana. Brindó la valiosa experiencia de realizar un ejercicio democrático desconocido en La Habana. La Asamblea Nacional del Poder Popular nunca realiza audiencias, y mucho menos se ha permitido expresar opiniones diferentes de las oficiales. Dos cubanos a favor y dos en contra expusieron armoniosamente sus opiniones ante respetuosos senadores del país más poderoso del mundo, que debaten desde hace tiempo posiciones encontradas en este tema, pero colaboran en muchos otros asuntos para legislar los derroteros del pueblo de Estados Unidos y la política hacia el resto del mundo.
El debate civilizado enriquece a quienes lo ejecutan y debe ser beneficioso para el pueblo y el país. Los cubanos algún día tendremos también amplia representación en un parlamento; mientras tanto, el camino hacia la democracia continuará siendo arduo, con represión y violación de derechos humanos. Somos nosotros quienes tenemos que abrir los espacios y ejercer los principios democráticos para lograrlo.
Periodista independiente cubana.