CAMBIOS EN CUBA: POCOS, LIMITADOS Y TARDIOS (PARTE XXV)
¨Un sistema opresor no puede ser reformado. Debe ser totalmente abandonado¨, Nelson Mandela
La política para el transporte se trata en el Capitulo X, Puntos del 249 al 267, del Proyecto de Lineamientos para el VI Congreso del PCC. El objetivo principal está definido en el primer punto donde se señala: “continuar la recuperación, modernización y reorganización del transporte, con el objetivo de mejorar la calidad y eficiencia del servicio de transportación de cargas y pasajeros, a partir del uso racional de todos los recursos en especial los energéticos, previendo las alternativas más económicas posibles”.
Sin lugar a dudas, una de los sectores que ha sufrido con más fuerza las consecuencias de la crisis presente desde inicio de los años 1990 ha sido el transporte. Los datos publicados recientemente por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) sobre el comportamiento del sector en 2010 demuestran esta lamentable realidad. El pasado año la transportación total de pasajeros representó el 58,5% de lo realizado en 1989, a pesar que la población creció con respecto a ese año en 664,0 miles de habitantes.
La carga total transportada en 2010 descendió 49,3% con respecto a 1989. Por tipo de transportación de la carga los decrecimientos fueron los siguientes: ferroviario 38,2%, camión 44,4% y marítimo 89,2%; únicamente se incrementó la efectuada por vía aérea en 6,6%. La transportación marítima, como puede verse, prácticamente ha desaparecido, porque ya casi no existe flota mercante. Si en 1989 Cuba tenía 117 buques de carga de la Flota Mercante, en 2008 había 27.
En el interior del país, hasta en las grandes ciudades, la transportación y la recogida de desperdicios mayoritariamente se realiza por carretones tirados por animales, con la importante participación de bicicletas adaptadas (bicitaxis) para la transportación de personas e incluso cargas. Al cierre de septiembre de 2010, según ONE, había en toda Cuba 177 vehículos y 278 tractores colectores de basura, con 5 262 carretones con tracción animal para ese fin, lo cual indica la deplorable situación existente. Esto se complica por el estado calamitoso en general de las vías, que incide en un alto índice de roturas y por consecuencia en gran consumo de partes y piezas; escenario que se agrava por el efecto pernicioso de la sobrecarga de los vehículos, la carencia de un adecuado mantenimiento y una operación por choferes que usualmente no están motivados para cuidar los equipos.
Situación semejante sucede con el transporte por ferrocarril, debido al estado de las vías férreas. Datos provenientes de la Comisión para la Atención de los Servicios de la Asamblea Nacional del Poder Popular indican que el 94,3% de las principales líneas y ramales ferroviarios se encuentran en malas condiciones.
Las perspectivas del transporte en general no son nada halagüeñas. En La Habana, donde se apreció cierta mejoría en 2008 por la compra de ómnibus, fundamentalmente en China, se acrecientan las dificultades debido a la falta de neumáticos, partes y piezas; una consecuencia directa de la escasez de divisas para comprar esos elementos en el exterior. Asimismo, está presente una sensible reducción de las inversiones por segundo año consecutivo, básicamente para la adquisición de equipos, con una minoración del 36,3% en el primer semestre 2010 respecto a 2009.
A todo lo anterior se une la gran indisciplina en el transporte, que ha llegado a tales niveles que hasta la controlada prensa oficial ha tenido que reflejar la magnitud del problema. La menguada cantidad de ómnibus en servicio en La Habana en ocasiones no hacen las paradas establecidas, y muchos pasajeros no abonan el pasaje o lo entregan a los choferes para que se lo apropien. Durante el congreso de los transportistas efectuado en septiembre de 2010, el ministro del ramo declaró a la televisión que junto al generalizado no pago del servicio, del 30,0 al 40,0% de las recaudaciones no llega a su destino.
Además, en los medios de transportación el atraso tecnológico es inmenso. La capital con 2,2 millones de habitantes y una enorme población flotante, solamente posee un deficiente sistema de transportación a través de vehículos automotores, en su inmensa mayoría altos consumidores de combustible y muy contaminadores del medio ambiente. El parque automovilístico está compuesto en un alto porciento por autos norteamericanos anteriores a 1959, que funcionan gracias a la inventiva caribeña y los injertos con componentes de la antigua Unión Soviética. Son los llamados “almendrones”, que han evitado el colapso del transporte en La Habana, así como facilitado las comunicaciones intermunicipales e interprovinciales.
El sector de transporte está totalmente descapitalizado. Para revivirlo serán necesarias enormes inversiones, para lo cual Cuba no posee medios financieros. Un paliativo podría ser permitir la importación privada de vehículos para su utilización en la transportación, lo que contribuiría a sustituir los viejos autos, altos consumidores de energía. Una de las principales fuentes de esa posible solución sería la comunidad cubana asentada en Estados Unidos, pero para lograrlo también se requeriría la normalización de las relaciones con ese país.
No podrá mejorar la economía cubana sin la modernización del sistema de transportación nacional, algo que no se obtendrá si no fluyen corrientes financieras desde el exterior.
Continuará…
La Habana, 26 de enero de 2011.
Oscar Espinosa Chepe
Economista y Periodista Independiente